miércoles, mayo 21, 2008

Estado y matrimonio

Hoy toca otro tema polémico. No, no voy a escribir sobre el matrimonio homosexual, sino de si las uniones entre personas deben ser una "cuestión de estado".

Resumen para vagos: En mi cama hago lo que me da la gana, y el Estado solo puede intervenir en aquellos aspectos en que mi actuación perjudique a los demás.

Voy a partir de un par de conceptos muy simples de los que ya escribí unos esbozos en Enero:
1- Somos unos simples primates y hacemos caso a nuestros instintos, entre ellos el de supervivencia
2- Tal y como describe Desmond Morris en "El mono desnudo", dicho instinto nos lleva al agrupamiento como método de garantizar la supervivencia, en base a los modelos de colaboración egoísta
3- A pesar de dicho agrupamiento la genética manda: primero el individuo, luego el grupo, y por último la especie. Y en ese orden.

Con estos planteamientos, en mi opinion hay al menos dos cuestiones que sí que hacen del matrimonio una cuestión social: los hijos y las pensiones.

- En el primer caso, un estado tiene la obligación de proteger tanto a sus ciudadanos como la pervivencia del estado mismo. La protección a la infancia se deriva de esta obligación. Estamos hablando de la supervivencia como grupo

- En el segundo caso, tenemos el régimen económico por el que se rige una pareja ( o trio, hetero, homo, o lo que sea ). Si este régimen da derecho a pensiones (jubilación, viudedad, orfandad, etc), es necesario algún mecanismo de registro y control para evitar cachondeos, sobre todo en el caso de muerte o separación

- Podría aducirse que dado que la pervivencia como grupo obliga a la protección al menor, esta protección debería llevarse desde el Estado, e incluiría conceptos como la educación, orientación moral, alimentación, etc. Pero esto choca con el instinto de supervivencia como individuo: se trata de MIS genes, MI descendencia, MIS ideas, moralidad y visión del mundo. El uso de mi libertad individual, y mi propio instinto me llevan a no poder ceder mi futuro genético al estado o a un grupo. La misión del Estado es pues garantizar que el ejercicio de mi libertad no conduce a la destrucción de la libertad del resto del grupo, o la del propio grupo

No estoy hablando pues de matrimonio homosexual, ni de religión, no hablo de regulación de la vida en pareja: hablo de instintos básicos: supervivencia como individuo y como grupo.

Por otro lado, no tengo tan claro que la homosexualidad sea una "anormalidad" ( en el sentido de fuera de lo corriente ), ni mucho menos que merezca una regulación específica. Los mamíferos son biológicamente hembras, en las que el macho simplemente tiene un cromosoma “rarito”. Y la homosexualidad es una actividad muy extendida -sobre todo en los primates- como manifestación, no del instinto reproductor, sino de la pertenencia a un determinado grupo. En el ensayo “El mono desnudo” de Desmond Morris, viene muy bien explicado el tema. Es un claro caso de supervivencia de grupo, no del individuo. Y dado que son dos aspectos distintos del instinto de supervivencia, lo lógico es que no tenga sentido intentar tratarlos de la misma forma

Jonsy "mono desnudo"

Nota para mí mismo: algún día tengo que escribir un ensayo que se titule: "El liberalismo como consecuencia de la naturaleza humana". O en plan titular sensacionalista: "El gen liberal" :-)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy liberal, creo en el individuo libre como vértice de la sociedad y, por ende, considero el pleno derecho de los homosexuales a casarse (aunque le digan al matrimonio como les venga en gana) en virtud de la igualdad de derechos de los ciudadanos.

Pero si el matrimonio es un contrato entre individuos, no se que pinta el Estado en todo esto.

Considero asi mismo todas las explicaciones antropológico-teológicas que dan vueltas por ahí, y la búsqueda incansable de la "quinta pata del gato" para cuestionar el matrimonio gay como burdas muestras de homofobia en un momento que no es políticamente correcto ser homofóbico.

Jonsy Gaviota dijo...

Pero si el matrimonio es un contrato entre individuos, no se que pinta el Estado en todo esto

Suponiendo (es un suponer) que dicho contrato devenga unas obligaciones (pensiones) por parte de un pagador (estado) en base a una cotización previa (seguridad social) de los contratantes, está claro que alguien ajeno al contrato entre individuos (el estado) tiene algo que decir al respecto.... pero solo en la parte que afecta en las obligaciones a las que le atañe por la cotización.

En lo demás, no tiene derecho a decir nada.

Y en plan ancap, Y si en lugar de el estado, se tiene un plan de pensiones privado, o no se tiene plan de pension alguno, entonces el estado no pinta nada... salvo en los aspectos jurídicos que atañan a los conflictos entre la pareja, y -en su caso- en la posible defensa de los hijos

En cuanto a posibles cuestiones antropológicas... creo honradamente, que lo que expongo me parece una forma razonable de justificar que cada uno se organice en la cama como le dé la gana...