Durante mi verano en el trabajo estoy sufriendo una suerte de "acoso psicológico" por el responsable de la contrata de la cafetería, por el terrible delito de pedirle que me devuelva el cambio del desayuno.
Antecedentes: todos los años al renovarse las contratas de cafetería, los aspirantes deben aceptar un pliego de condiciones del servicio. Entre ellas, figura la de que los precios se renuevan dos veces al año, y no más que el IPC acumulado. El actual poseedor de la contrata, ha intentado sin exito subir los precios por encima de lo estipulado, y Gerencia no le deja. Conclusión: ha ordenado a los camareros que redondeen las vueltas
Mi desayuno ( café con croissant ) cuesta 1,18 euros. Pues cada vez que cometo el terrible crimen de darle 1,20, misteriosamente se les "olvida" darme el cambio. La primera vez me sorprendió, la segunda me lo tomé a guasa, la tercera me cabreé, a la cuarta me insultaron, a la quinta... hoy no voy a desayunar. Un cliente menos, por imbécil. Me gustaría saber qué pasaría si yo todos los días pagara 1,15€ "porque no tengo suelto"...
Realmente es una chorrada: dos céntimos no van a ninguna parte, y si me los devolvieran, le diría al chico que se los quedara en el bote. Pero son dos céntimos, que al mes resultan en un café, y son dos céntimos que no van al bote, sino que quedan en caja.
Dos céntimos, que multiplicados por toda la gente que pasa por la cafetería.... pues ya no resulta una nadería, sino que constituye un buen pico. Conclusión: el dueño de la contrata de la cafetería, está por la vía de los hechos saltándose a la torera las condiciones de la contrata a costa de los clientes. El dueño sabía las condiciones; no tiene ningún derecho a saltárselas, y si no gana todo lo que quiere... lo siento, es el juego del mercado
Ejemplos como éste ilustran un hecho bastante común: en nuestra querida España, las leyes y los contratos se hacen teniendo los contratantes en mente el hecho de que no van a ser cumplidos: plazos y presupuestos de obra, leyes que no se pueden cumplir y que son utilizadas arbitrariamente como escarmiento del molesto. Desde la más recóndita contrata de cafetería hasta los mismísimos Presupuestos Generales del Estado. Todo se incumple. Y no solo se incumple, sino que se presume públicamente de su incumplimiento sin que el culpable tenga que responder por ello
Ante estas perspectivas, ¿qué país o empresa en su sano juicio va a invertir en España?. El gobierno y la justicia aplican la ley arbitrariamente: Lo mismo Francisco José Alcaraz tiene que desplazarse de Jaén hasta Madrid para declarar como imputado en la Audiencia Nacional, que esta misma audiencia manda un formulario al domicilio de De Juana Chaos para que se presente en el juzgado de San Sebastian a declarar como imputado.
Permite graves insultos en los tomates de "La secta" y "Cuatro" contra Federico, a la vez que entruya a Federico por llamar "carcalejos" al (felizmente) ex-director de ABC
Esto no es justicia: es escarmiento. Esto no es igualdad: es arbitrariedad. Esto no es un Estado de Derecho: es un cachondeo. (Pacheco dixit)
Mientras los contratos no se cumplan, mientras la ley no se aplique con equidad, en España sucederá lo mismo que a la cafetería de mi empresa: que ha perdido al menos un cliente.
Jonsy roñoso
miércoles, agosto 20, 2008
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